Cuando hablamos de una caja registradora, nos referimos al dispositivo de recogida de datos al final de un proceso de compra. Todos lo sabemos: justo antes de la salida de cada tienda está la caja registradora donde el cliente paga su mercancía antes de salir de la tienda. No estamos contando nada nuevo con esto.
Pero lo que hace diferente a nuestro sistema es que nuestra caja registradora puede hacer más cosas. Al estar directamente conectada con nuestro sistema ERP, nuestra caja registradora puede comprobar los niveles de existencias y, por tanto, indicar directamente si un artículo está todavía disponible en el almacén o no. Además, todas las ventas se registran también en el sistema contable, lo que facilita enormemente las tareas anuales de contabilidad. Además, todas las mercancías que deben ser reordenadas para un proceso de venta ininterrumpido pueden ser identificadas de un vistazo. Basta con definir un nivel mínimo de existencias y el reordenamiento se activará cuando se alcance.
Entonces, ¿por qué complicarse la vida?